Con ocasión de la reunión G4 de Ministros del Interior de España, Marruecos, Francia y Portugal

Las políticas de inmigración, seguridad en las fronteras y la cooperación policial deben servir principalmente para asegurar el desarrollo de los pueblos y, por encima de todo, impedir más muertes en el Mediterráneo

Las políticas de cierre de fronteras solo provocan que miles de personas se vean obligadas a recurrir a vías más peligrosas y mortales. Según los últimos datos facilitados por ACNUR, hasta finales de mayo de este año, el número de personas que han llegado a España tanto por las costas españolas como por tierra a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla se ha incrementado en un 75% respecto al mismo periodo del año pasado (6.800 llegadas a España). Durante el pasado mes de junio, se han contabilizado unas 1.300 personas en 50 embarcaciones, mientras el número de muertos continúa incrementándose en la ruta del Mediterráneo Occidental con unos 70 fallecidos. El Mediterráneo se ha convertido en un espacio donde se producen muertes porque no se establecen vías seguras y legales.

Esta reunión del G4 debería ser una oportunidad para que la frontera Sur deje de ser un lugar de vulneración de derechos humanos y se constituya como un espacio donde se favorezcan vías seguras, legales y respetuosas con los derechos humanos para el imprescindible y necesario tránsito de personas inmigrantes a Europa.

La inmigración ha tenido un importante efecto positivo, directo e indirecto, sobre la economía y el desarrollo social, aportando, entre otras cosas, juventud al envejecimiento de la población autóctona. Según los últimos datos del INE, la población de España crece por primera vez desde 2011 y ese crecimiento se explica por la llegada de 417.033 personas extranjeras que establecieron su residencia en España, un 20% más que en 2015.

Por tanto, la inmigración es la clave para un país que se muere. Europa necesita incrementar su población joven para poder sostenerse y eso, o se hace con más natalidad o con llegada de personas inmigrantes, y, sin embargo, Europa sigue teniendo un cierre de fronteras absoluto.

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