Los desplazamientos humanos a lo largo de toda la historia del mundo se han venido sucediendo sin interrupción y la Comarca del Campo de Gibraltar es un lugar privilegiado para la observación de esta realidad histórica.
Los flujos de personas procedentes de África a Europa; circulando en sentido inverso, de Europa a África; de Asia a Europa pasando antes por África y; una nueva vía detectada el pasado año, de América Latina a Europa habiendo hecho escala previa en África. Son distintas modalidades de entrada en España que en la actualidad podemos constatar en esta Comarca.
Escrito así de manera sintetizada puede que no llame la atención, ni resulte sorprendente, pero si tuviéramos un mapamundi ante nuestros ojos seguramente impresionaría los kms. que los seres humanos están dispuestos a acometer por llevar a efecto un proyecto de vida. Proyecto que generalmente consiste en la búsqueda de un trabajo que permita vivir con desahogo a sí mismo/a y a su familia.
Residir en una zona como ésta y relacionarse con el mundo migratorio es comprobar en vivo y en directo que esta realidad histórica no sólo no va a cambiar, sino que no puede ser cambiada. Por eso, cuando año tras año vemos que el eje central de la política migratoria gubernamental es el control y cierre absoluto de las fronteras, a lo que se destina cantidades económicas indigeribles, lo mínimo que sentimos es desaliento e indignación.
Lo primero, porque como ocurre con las líneas paralelas que nunca se encuentran, en el caso de la inmigración, los controles fronterizos en absoluto disuaden a la persona migrante de llevar a cabo su meta, más bien, alientan a buscar respuestas, creativas, para saltarse todos los obstáculos que se le presentan por el camino. Entre otras razones porque la imagen del lugar de destino siempre, siempre, es mejor que la realidad que queda en el país de procedencia.
Lo segundo, porque parte de nuestros impuestos como contribuyentes están siendo utilizados en una línea que por sí sola, no va a tener efectos prácticos positivos. Por ejemplo, los 32 millones de euros del año 2.004 y los más de 40 que se destinan en el 2.005 al SIVE (Sistema Integral de Vigilancia Exterior); a esto se suma los alrededor de 12 millones de euros que servirán para el refuerzo del vallado en Ceuta y Melilla. Tecnología, alambradas y amurallados que no impedirán que la gente intente lo indecible para pisar suelo español.
Escrito esto, pasamos al 2.004. Durante ese año es verdad que la llegada de inmigrantes en embarcaciones a las costas campogibraltareñas ha descendido notablemente (en contraposición al aumento de la llegada de manera irregular por vía portuaria), no obstante teniendo en cuenta la experiencia de épocas anteriores tememos que esto no es definitivo sino coyuntural.
La situación ha venido muy bien al Gobierno que monta sus mensajes en base a números, estadísticas y fríos documentos, sin embargo el drama humano que se está produciendo al otro lado de la frontera española, en un país nada democrático y donde los Derechos Humanos no son respetados, poco importa.
Marruecos se ha convertido en el “campo de concentración” de Europa, un “tapón” que hace de las personas subsaharianas una pelota de cambio dentro de un círculo vicioso interminable. Tras su llegada al país marroquí, se van acercando como pueden a la frontera con España (ahí están los campamentos en los bosques cercanos a Melilla y Ceuta), son asediadas por la policía, expulsadas a la frontera de Argelia, ese país las devuelve nuevamente a Marruecos y comienza así, otra vez, el ciclo con el acercamiento a la “adorada” Europa. Se mantienen gracias a la ayuda humanitaria, cuando no son desvalijadas por la propia policía marroquí tras desmantelar periódicamente sus campamentos.
Y qué escribir del periplo de nacionales asiáticos/as y de algunos países latinoamericanos que, ante las trabas burocráticas que imposibilitan la obtención de un visado de entrada a España, utilizan esa misma ruta “alternativa”. Gracias a ello, ya saben del funcionamiento de las cárceles marroquíes y del Centro de Internamiento de Algeciras (en este caso, cuando han logrado burlar los controles y pasar a territorio nacional).
Los Gobiernos europeos, incluido el español, están concediendo cantidades económicas importantes a Marruecos para el control de sus costas y fronteras, ni un/a solo/a inmigrante debe llegar a las puertas europeas es la contraprestación. No importa cómo sea tratada allí la gente, cómo sean acorralados/as en los campamentos en los que viven en condiciones lamentables, cómo las mujeres nigerianas son violadas sistemáticamente, cómo las madres con sus bebés o mujeres embarazadas son expulsadas a la frontera con Argelia sin importar el riesgo que puedan correr,…
Y no importa, que en el fondo de esta cuestión, que la esencia de estos movimientos humanos sea el ejercicio de un derecho humano básico y primigenio: la LIBRE CIRCULACIÓN por el globo terráqueo, por el planeta tierra, por la aldea globalizada, por esta casa común en la que todos/as vivimos.
Algeciras a 27 de agosto de 2.005
Equipo de “Acogida”
Asociación ALGECIRAS ACOGE
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