El grabado de la alheña no es una tradición meramente occidental, más bien suena a árabe porque han sido siempre los árabes quienes se han decorado con henna.

Ya, ya. Se nos dirá de qué es eso de la alheña. Pues es la henna, la planta verde que bien triturada y bien tratada sirve para realizar tatuajes efímeros, apropiados para fiestas, compromisos e incluso bodas. Seguro que más de uno se las coloca en brazos y piernas en período estival porque, en las playas melillenses, hay algunas chavalillas que se ofrecen a tatuar por unos pocos euros y lo hacen con mucho arte y conocimiento.

¿Y todo esto a qué viene?. Viene al hecho de que Melilla Acoge, dependiente de Andalucía Acoge, no para de pensar. Ahora se trata de darnos a conocer mutuamente. El grabado de la alheña no es una tradición meramente occidental, más bien suena a árabe porque han sido siempre los árabes quienes se han decorado con henna. A Occidente esta costumbre no empezó a desembarcar hasta la década de los 70 del pasado siglo. Y ¿por qué Melilla Acoge organiza un Taller de Henna?. Lo hemos comentado: necesitamos conocernos para que nuestras conciencias se abran y sean solidarias. No es mal camino el arte y las costumbres populares para conseguirlo.

Los talleres comenzarán el próximo lunes en la calle de Cataluña, barrio del Real, y están pensados para adultos y para chavales porque el arte y el compromiso social no entienden de edad, color, religión o sexo. Se trata de aprender a tatuar con alheña y saber distinguir cuál es el modelo más apropiado para cada ocasión. Además dicen que a henna también es buena como anti-hongos, como conservante de cueros y telas y como repelente de algunos insectos y es que las flores se han utilizado para crear perfumes desde la antigüedad. Mejor que mejor.

El procedimiento no es muy complejo porque para preparar la pasta de henna se trituran las hojas hasta conseguir un polvo verde tirando a pardo y se mezcla con aceites esenciales y zumo de limón que liberan el tinte de las hojas y azúcar para dar consistencia. Cuando se aplica sobre la piel, el tinte se vuelve naranja pálido y con el transcurso de las horas se va oscureciendo hasta llegar a un marrón rojizo. O sea, que queda cuanto menos, bonito o sugerente. Es como aprender una ciencia no prevista en la cotidianeidad de jornadas aburridas y acercarse a tradiciones de hace siglos, gracias a una iniciativa de Melilla Acoge.

Para evitar sospechas: no hay que pagar sino presentarse con la sana intención de aprender algo nuevo. De paso se conoce un poco más a este magnífico grupo de melillenses comprometidos con toda la sociedad, toda, sin exclusión de ningún tipo. Ánimo y a conocer la alheña.

Fuente: Meliya.com

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